Cristianos Amantes y Amables.

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la gracia
La gracia

La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Efesios 6:24.

Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan ciertos dogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la vida práctica. No la han creído ni amado; por lo tanto no han recibido el poder y la gracia que provienen de la santificación de la verdad. Los hombres pueden profesar creer en la verdad; pero esto no los hace sinceros, bondadosos, pacientes y tolerantes, ni les da aspiraciones celestiales; es una maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición para el mundo.
El mundo necesita evidencias de sincero cristianismo. El profeso cristianismo puede verse por doquiera; pero cuando el poder de la gracia de Dios se vea en nuestras iglesias, los miembros realizarán las obras de Cristo. Rasgos de carácter naturales y hereditarios serán transformados. La morada interna de su Espíritu los habilitará a revelar la semejanza de Cristo, y en proporción con la pureza de su piedad, será el éxito de su obra.
Honremos nuestra profesión de fe. Adornemos nuestras vidas con hermosos rasgos de carácter. La rudeza en el lenguaje y en la acción no proceden de Cristo sino de Satanás. ¿Avergonzaremos a Jesús por aferrarnos a nuestras imperfecciones y deformidades? Se nos ha prometido su gracia. Si queremos recibirla, embellecerá nuestras vidas… La deformidad será reemplazada por la bondad y la perfección. Nuestras vidas poseerán el ornamento de las gracias que tanto hermosearon la vida de Cristo
Un cristiano verdadero y amable es el argumento más poderoso que se puede esgrimir en favor de la verdad bíblica. Tal persona es representante de Cristo. Su vida es la evidencia más convincente que se puede presentar de la gracia divina.
Cada día de la vida está cargado de responsabilidades que debemos llevar. Cada día, nuestras palabras y nuestros actos hacen impresiones sobre aquellos con quienes tratamos… El que sigue verdaderamente a Cristo fortalece los buenos propósitos de todos aquellos con quienes trata. Revela el poder de la gracia de Dios y la perfección de su carácter ante un mundo incrédulo que ama el pecado.

Tomado de los Escritos de Elena de White.

 

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Dios te bediga!