Iglesia Adventista del Séptimo Día Cañada Honda Celebra Semana de la Biblia

La Iglesia Adventista del Séptimo Día Cañada Honda, celebrará a partir del domingo 16 de Septiembre hasta el sábado 22 la semana de la biblia, titulada: El Poder de la Palabra de Dios, una jornada de predicación de toda la historia de la Biblia, su estructura y los testimonios vivos de el poder del libro más leido en todo el mundo.

Habrán una serie de oradores que estarán impartiendo los seminarios día tras día, tales como: Pastor Domingo Guzmán, Pastor Paulino Puello, presidente de la Unión Dominicana de los Adventistas del Séptimo Día, Licenciado Wascar Ruiz, Pastor Dalby Patricio, Pastor Rhadames Colon, Licenciado Edgar Pérez y Robin Cruz.  El programa inicia los días de semana a partir de las 7:45 de la noche y el sábado a las 9:00 de la mañana.

El sábado 22, concluiremos con una gran marcha Evangelística,  a las 4 de la tarde donde tendremos un musical en manos del Ministerio Nuevo Nombre, titulado Jésus Señor y Redentor y un gran concierto con el reconocido artista Carlos Báez y el Ministerio Jedai. 

Todos los días tendremos transmisión en vivo a través de Facebook Live en nuestra página: Iglesia Adventista del Séptimo Día Cañada Honda.

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Dios te bendiga!

Un Simple Nudo

Un nudo en la sábana
Un nudo en la sabana

En una junta de padres de familia de cierta escuela, la Directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible.

Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres de la comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y entender a los niños.

Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.

Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo.
Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto.

Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia. Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacia un nudo en la punta de la sábana.

Eso sucedía todas las noches cuando iba a besarlo.

Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, a través de el, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela.

El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros.

Aquel padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo.

Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento.

Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban, para aquel hijo, muchísimo más que regalos o disculpas vacías.

Es válido que nos preocupemos por las personas pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo.

Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, pues, en materia de afecto, los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.

Es por ese motivo que un abrazo, o un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el raspón en la rodilla, el miedo a la oscuridad.

Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben registrar un gesto de amor. Aún y cuando el gesto sea solamente un nudo. Un nudo

lleno de afecto y cariño.

Vive de tal manera que cuando tus seres queridos piensen en justicia, cariño, amor e integridad… piensen en ti.

Juan 13:15
Porque ejemplo os he dado, para que como yo hice vosotros también hagáis.

DIOS LES BENDIGA!

Sindy Cándido.

Milagro de Amor

Como cualquier buena mamá, cuando Karen supo que estaba esperando un bebé, hizo lo que pudo para ayudar a su hijo Michael de tres años a prepararse para una nueva etapa en su vida.

Supieron que el nuevo bebé iba a ser una niña, y día y noche, Michael le cantaba a su hermanita en el vientre de su madre. El estaba encariñándose con su hermanita aún antes de conocerla. El embarazo de Karen progresó normalmente. A tiempo empezó su labor de parto, pero una complicación se presentó de repente y Karen tuvo horas de labor de parto. Finalmente, después de muchas horas de lucha, la hermanita de Michael nació, pero en muy malas condiciones. La llevaron inmediatamente en una ambulancia a la Unidad de Cuidados Intensivos, sección neonatal del Hospital St.Mary, en Knoxville, Tennessee.

Los días pasaron y la niña empeoraba. Los pediatras tuvieron que decirle finalmente a los padres las terribles palabras “Hay muy pocas esperanzas, prepárense para lo peor”.

Karen y su esposo contactaron al cementerio local para apartar un lugar para su hijita. Ellos habían creado un cuarto nuevo para su hija y ahora se encontraban haciendo arreglos para un funeral. Sin embargo, Michael, les rogaba a sus padres que le dejaran ver a su hermanita “Quiero cantarle”, decía una y otra vez. Estuvieron dos semanas en Terapia Intensiva y parecía que el funeral vendría antes de que acabara la semana.

Michael siguió insistiendo que quería cantarle a su hermanita, pero le explicaban que no se permitía la entrada de niños a Terapia Intensiva.

De pronto Karen se decidió, llevaría a Michael a ver a su hermanita, la dejaran o no! Si no veía a su hermanita en ese momento, tal vez no la vería viva nunca.

Ella le puso unos mahones grandes y lo llevó a Terapia Intensiva, Michael parecía una enorme canasta de ropa sucia. Pero la jefa de enfermeras se dio cuenta de que era un niño y se enfureció… “Saquen a ese niño de aquí ahora mismo! No se admiten niños aquí!”

El carácter fuerte de Karen afloró y, olvidándose de sus lindos modales de dama, que siempre la habían caracterizado, miró con ojos de acero a la enfermera, sus labios eran una sola línea, y con firmeza le dijo: “El no se va hasta que le cante a su hermanita” y levantó a Michael y lo llevó a la cama de su hermanita.

El miró a la pequeñita, perdiendo la batalla por conservar la vida. Después de un momento empezó a cantar con la voz que le salía del corazón de un niño de tres años. Michael le cantó: ” Eres mi luz del sol, mi única luz, tú me haces feliz cuando el cielo es gris….” –conocida canción en ingles ” You are my sunshine”–.

Instantáneamente, la bebé pareció responder al estúmulo de la voz de Michael, su pulso comenzó a ser normal. “Sigue cantando, Michael” le pedía desesperadamente su mamá con lágrimas en los ojos. Y el niño seguía: “Tú no sabrás nunca, querida, cuanto te amo, por favor no te lleves mi luz del sol…” Al tiempo que Michael cantaba a su hermana, la bebé se movía y su respiración se volvía tan suave como la de un gatito cuando lo acarician.

“Sigue cantando cariño” le decía su mamá y el continuaba haciéndolo como cuando todavía su hermanita estaba en el vientre de su madre. “La otra noche, querida, cuando dormía, soñé que te abrazaba en mis brazos…” seguía cantando el niño; la hermanita de Michael empezó a relajarse y a dormir con un sueño reparador que parecía que la mejoraba por segundos. “Sigue cantando Michael”… ahora era la voz de la enfermera gruñona que con lágrimas en los ojos no dejaba de pedirle al niño que continuara. “Tú eres mi luz del sol, mi única luz del sol, por favor no te lleves mi sol…”

Al día siguiente… el mismísimo día siguiente… la niña estaba en perfectas condiciones para irse a casa.

La revista “Woman’s Day” lo llamó “El Milagro de la canción del Hermano”. Los doctores le llamaron simplemente un milagro. Karen le llamo “El Milagro del amor de Dios”.

La vida es demasiado buena como para desperdiciarla…Confía en que Dios sabe que estás exactamente donde debes estar.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Cantares 8: 7

Con amor eterno te he amado, por tanto, te prolongué misericordia. Jeremías 31:3

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El diagnóstico

Una jovén madre a quien le habían diagnosticado una forma de cáncer tratable regresó a casa del hospital, sintiéndose incómoda por su apariencia física y la pérdida del cabello ocasionada por las radiaciones. Cuando se instaló en una de las sillas de la cocina, su hijo apareció silenciosamente en el umbral, estudiándola con curiosidad.

Cuando su madre comenzó el discurso que había preparado para ayudarle a comprender lo que veía, el niño vino corriendo, se acomodó en su regazo, puso su cabeza contra su pecho y se aferró a ella. Su madre decía en ese momento: “Y dentro de un tiempo, ojalá pronto, luciré como antes y entonces estaré mejor”.

El niño se enderezó pensativo. Con la franqueza de sus seis años, respondió sencillamente: “Diferente cabello, el mismo corazón”.

Su madre ya no tuvo que esperar un tiempo para sentirse mejor. Ya estaba mejor.

Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba. Proverbios 31:28

Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos. 1 Tesalonicenses 2:7

Probado en fuego

Si Dios me hubiera mostrado por todo lo que tendría que pasar hace unos años atrás, le habría suplicado que por favor no lo hiciera. El asunto es que tampoco habría estado listo para recibir todo lo que me ha dado porque en la prueba se refina el carácter.

Un año después de llegar a Texas me quedé sin trabajo, sin casa, sin esposa, tuve que alejarme de mis hijos, pasé hambre, dormí en el carro con frío y viví humillaciones que dolían en lugares de mi alma que no conocía.

Cuando me faltó un lugar para bañarme, supe lo importante que era sentir el agua sobre mi cuerpo. Cuando me faltó una cama para dormir, supe lo importante que era recostar mi cabeza en ese colchón del que me quejaba. Cuando no tuve dónde sentarme o un techo donde sentirme seguro supe cuán bueno había sido Dios conmigo al proveerme de todas esas cosas antes y yo tal vez segado por la rutina no agradecí. No es hasta que te arropa tu impotencia que te das cuenta de la grandeza de Dios y que nada lo obtuviste por tu propia fuerza.

Ahora puedo dormir tranquilo, bajo el techo que Dios me dio, dormir al lado de la mujer más bella, interesante y especial del mundo por quien me siento profundamente amado y a quien amo con todo mi corazón, puedo compartir con mis hijos y amarlos hasta más no poder, conocer gente, lugares, trabajar en lo que me gusta y ser remunerado por ello y entender de donde Dios me sacó y para lo que me estaba preparando. Puedo disfrutar de la belleza de un atardecer, mirar la grandeza de lo que me rodea y ver que todo es mas grande que mi vida misma, puedo descansar en Dios, porque me cuidó en el pasado y su infinita providencia no me dejará en el futuro.

No quiero perder jamas la consciencia y el asombro de ver a Dios en las cosas pequeñas. No hay un sentimiento más placentero, inmenso y renovador que el agradecimiento. TODO lo que tengo y TODO lo que un día tendré es por la increíble gracia de Dios que me quita todo mérito. El gozo de un corazón agradecido no se puede callar.

Alabo a Dios por quien es Él y por lo que ha hecho conmigo. Si estás en una situación dura, vive tu proceso, vive tu prueba, el carácter no puede ser formado si no es probado en fuego. Y mientras estés en el, dale gracias a Dios por cada simple cosa, que salgan de tu boca las palabras “cuán bueno es Dios por concederme esto”. No puedes adorar a Dios con honestidad y agradecimiento en las más altas ocasiones de tu vida, si no has adquirido la disciplina de hacerlo en las más bajas.

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Vladymir Fernández 

El autor de este blog nos comparte su historia desde Texas, Estados Unidos, es un cantante Cristiano Adventista, es el esposo de la reconocida cantautora dominicana Nathaly Fernández. 

 

 

Ni con Arco ni con Espada

Batalla de fe
Batalla de fe

«“Con él está el brazo de carne, pero con nosotros está Jehová, nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas”. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá». 2 Crónicas 32: 8

Senaquerib, rey de los asirios, invadió Judá y amenazó a las ciudades fortificadas.
Envió cartas al rey Ezequías diciendo que la confianza de él en su Dios no lo salvaría, así como ningún dios había podido librar a los pueblos vecinos de su mano. Pero Ezequías reunió al pueblo y proclamó palabras de esperanza. Esa es la confianza que necesitamos en el brazo poderoso de nuestro Padre celestial. Si nos dejamos caer en sus brazos y confiamos en que Dios proveerá, él nos librará de todo mal, nuestra fe se afianzará en su poder y saldremos vencedores.
Bastó un ángel para destruir el ejército asirio y para que Senaquerib se tragara sus propias palabras y regresara avergonzado y derrotado a su país. Judá no necesitó levantar lanza ni espada contra el enemigo, Dios se encargó. Cuando nos sintamos al borde del abismo o que nuestros problemas no tienen solución, clamemos a Dios y él defenderá nuestra causa y nos librará del peligro, e incluso de la muerte.
Cuando sintamos debilidad, desánimo, angustia o muchas preocupaciones, acudamos a Dios. Pidamos ayuda y él vendrá en nuestro auxilio. La oración de Josafat fue: «Nosotros no tenemos fuerza con que enfrentar a la multitud tan grande que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos» (2 Crónicas 20: 12). Cuando terminó de orar, el Espíritu de Dios fue sobre Jahaziel levita, y habló al pueblo y al rey: «Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche también su majestad. Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes, sino mía […]. Ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes”» (2 Crónicas 20:15,17, NVI).
Los enemigos, Moab y Amón, fueron destruidos sin arco ni espada. Con este relato, una vez más Dios nos recuerda que está con nosotros y nos anima a seguir adelante, a enfrentar las dificultades no con nuestras propias fuerzas, nuestra inteligencia o recursos, sino con su Espíritu que ha de venir en nuestro auxilio.

Tomado del libro fuente de vida.

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Bendiciones.

Uno con Cristo

Uno con cristo
Uno con cristo

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
Juan 15: 5

La conexión de Cristo con su pueblo creyente está ilustrada por esta parábola como por ninguna otra (Review and Herald, 18 de septiembre, 1900).

No había la menor excusa para que sus oyentes malentendieran sus palabras. La figura que usó era como un espejo puesto delante de ellos. . .

Todos los que reciben a Cristo por la fe llegan a ser uno con él. Los pámpanos no están atados a la vid; no están unidos a ella por algún proceso mecánico de unión artificial. Están unidos de tal manera que forman parte de ella. Están alimentados por las raíces de la vid. Así, los que reciben a Cristo por fe llegan a ser uno con él en principio y en acción. Están unidos con él, y la vida que viven es la vida del Hijo de Dios. Ellos derivan su vida de Aquel que es vida.

Puede repetirse el bautismo una y otra vez, pero en sí mismo no tiene el poder de cambiar el corazón humano. El corazón debe estar unido con el corazón de Cristo, la voluntad debe estar sumergida en su voluntad, la mente debe llegar a ser una con su mente, los pensamientos deben ser reducidos a cautividad a él. . .

El hombre regenerado mantiene una conexión vital con Cristo. Así como el pámpano obtiene la savia vital de la vid, y lleva mucho fruto debido a esto, también el creyente genuino, unido a Cristo, manifiesta en su vida los frutos del Espíritu. El pámpano se hace uno con la vid; la tormenta no puede arrancarlo; la helada no logra destruir sus propiedades vitales. Nada puede separarlo de la vid. Es una rama viviente que lleva el fruto de la vid. Así ocurre con el creyente. Mediante buenas palabras y buenas acciones revela el carácter de Cristo. . .

Contemplen todos la perfección qué es su privilegio alcanzar, y háganse la pregunta: ¿Está mi voluntad sumergida en la de Cristo? ¿Pueden verse la plenitud y la riqueza de la Vid Viviente su bondad, su compasión, su misericordia y su amor en mi vida y en mi carácter?

Tomado de los Escritos de Elena H. de White.

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Comentario Salmos 17

Salmos 17
Salmos 17:3

Para mí es muy fácil sentirme amada por Dios cuando todo va bien. Mientras tanto, cuando las cosas empiezan a dar mal comienzo a preguntarme si realmente Dios está conmigo. Empiezo a preguntarme si hice algo que no debería haber hecho o si entendí mal lo que Dios me estaba llamando para hacer, personal o profesionalmente.

Algunas veces me entristezco simplemente porque las personas que amo o deseo que sean mis amigos no están actuando de la manera que me gustaría.

Si estás triste, por estos u otros motivos, recurra a este salmo lleno de recuerdos conmovedores sobre el amor y el cuidado de Dios.

Lado a lado con la desesperación, usted encontrará expresiones de confianza del salmista. ” muestra la maravilla de tu amor “, ” protege como a la niña de tus ojos; esconde a la sombra de tus alas ” (v. 7, 8, vrv), “cuando despierte, tu presencia me llenará de alegría” (v. 15, Rvr60).

Cuando experimente tristezas y preocupaciones me apego a esas descripciones de cuánto Dios me ama.
Me alegra que el salmista, aunque reconociendo los dolores y temores de esta vida, haya entendido lo que significa tener fe en la protección de Dios.

Lisa Clark Diller
Directora de historia y ciencias políticas
Universidad Adventista del sur – EUA

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Ver lo que otros no ven

Ver lo que otros no ven
Ver lo que otros no ven

¿Será que una de las personas sentadas a tu lado están destinadas a ser reyes y no lo has notado?

Si llevaramos la historia del rey David al teatro, ¿qué papel desearías interpretar? A todos nos encantaría ser el protagonista: el hijo menor venido a menos entre sus hermanos que se convirtió en el rey más famoso del puedo elegido por Dios.

Cuando leemos la Biblia, deseamos que esta sea nuestra historia, la del joven menospreciado que tenía un destino grandioso y llegó a cumplirla.

Sin embargo, como en el teatro, no todos podremos ser siempre los protagonistas por más que nos identifiquemos con su historia. A veces, nuestra asignación es interpretar el papel secundario de quien ayuda al personaje principal a cumplir su destino.

Es extraño que ni los hermanos de David, ni su propio padre, vieran en él las cualidades que lo convirtieron en rey.

«Isaí le presentó a siete de sus hijos, pero Samuel le dijo:

―El Señor no ha escogido a ninguno de ellos. ¿Son estos todos tus hijos?

―Queda el más pequeño —respondió Isaí—, pero está cuidando el rebaño.

―Manda a buscarlo —insistió Samuel—, que no podemos continuar hasta que él llegue», 1 Samuel 16:10,11 (NVI).

En un primer momento Samuel se dejó impresionar por la apariencia de Eliab, uno de los hermanos de David, pero Dios le dijo: «No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón» (v.7).

Es claro que las cualidades que son atractivas para Dios, difícilmente lo son para los hombres. Por eso debemos preguntarle a él: ¿Qué ves tú que yo no estoy viendo?

Samuel tenía el privilegio de ver el nacimiento de un reinado desde sus inicios. Es posible que muchas veces en la vida, Dios nos escoja no para ser los reyes o reinas, sino para preparar a quienes lo serán y ayudarles a descubrir su llamado.

Puede ocurrirnos también lo que pasaba con Isaí, ¿se imaginaba él que tenía un rey en casa?

La convivencia con las personas hace que nos acostumbremos a sus cualidades de tal manera que su genialidad se vuelve corriente y cotidiana. La excesiva cercanía con las personas nos quita visión sobre lo que Dios quiere hacer con o a través de ellas.

En 2 Corintios 16 Pablo hace una declaración que debemos convertir en nuestra si no queremos ignorar esos tesoros escondidos que hay entre nosotros: «Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos».

Si el apóstol Pablo dice que no consideramos a nadie según criterios humanos es porque debemos verlos con ojos espirituales, pero eso solo se

La mejor forma de saberlo es preguntarle, pero también, limpiar nuestra visión y no quedarnos con lo ordinario, que se ve con los ojos físicos, sino buscar lo extraordinario que solo puede verse con ojos espirituales.

Recuerda lo que dice Proverbios 25:1: «Es privilegio de Dios ocultar un asunto, y privilegio del rey descubrirlo». Tal vez no seremos siempre los elegidos para

protagonizar, pero también seremos reyes si descubrimos los tesoros ocultos que hay en las personas.
Anónimo

Hasta otra entrada de nuestro Blog de La Iglesia Adventista del Séptimo Día Cañada Honda, Dios pueda bendecirte grandemente a ti y los tuyos. Comparte!

Iré donde Dios me mande

«No digas que eres muy joven. Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene». Jeremías l: 7

Un pastor amigo me recomendó que en julio de ese año realizara un viaje misionero a México con el equipo de Share Him (Compártelo) para predicar durante dos semanas. Cuando llegamos allí me percaté de que uno de mis amigos no tenía intérprete, de manera que me ofrecí para ayudarle. Tuvimos problemas para desarrollar el proyecto, porque la iglesia no estaba preparada. En esas circunstancias le dije al Señor: «¿Lo ves? Esto no es para mí; esto es una señal». Estaba allí, haciendo de intérprete, sin saber que traducir era casi lo mismo que predicar, y que yo sería el medio para transmitir la Palabra de Dios.

Tengo muchos testimonios y milagros que compartir, porque Dios nos utilizó de una manera increíble durante dos semanas. Se bautizaron doce personas, y otras dieciséis manifestaron su deseo de bautizarse en el futuro.

En septiembre de 2015 me invitaron una vez más a llevar a cabo otra actividad similar en Villahermosa y, por segunda vez, fui testigo de los milagros de Dios. De nuevo me convencí de que traducir es tan importante como predicar; aprendí que Dios nunca me encomendará nada que sabe que no puedo hacer. También disfruto predicando allá donde el Señor me llama y leyendo su Palabra, y compartiéndola con los demás.

Estoy segura de que el Señor te conducirá a lugares en los que nunca has estado. Las experiencias que viví durante estos dos viajes misioneros transformaron mi vida como sierva de Dios.

Recuerda que, así como hizo con Moisés, Samuel, Jeremías y otros personajes de antaño, Dios te puede capacitar para llegar donde él quiere que llegues. Solo debes responder: «Heme aquí, Señor» y él te utilizará para la salvación de muchas almas hambrientas de su Palabra, como lo hizo conmigo. ¿Qué esperas? Hoy puede ser el día en que Dios te use.

Pide al Señor que te utilice, dile: «Señor, transfórmame; quiero hacer tu voluntad y quiero llevar el mensaje allá donde vaya».

Sigue todos los lunes cada entrega de nuestro Blog de La Iglesia Adventista del Séptimo Día Cañada Honda. Esperamos que sea de bendición para ti.

Magaly Tzul
Belice